Agosto es el mes de la concienciación sobre la Atrofia Muscular Espinal #AME. Una enfermedad Neuromuscular de origen genético, en la que se van perdiendo progresivamente neuronas motoras del asta anterior de la médula espinal y los núcleos del tronco encefálico, produciendo atrofia y debilidad muscular simétrica progresiva.
Aunque su inicio y gravedad es variable (Figura 1), la mayoría de los pacientes presentan fenotipos graves (AME Tipo I y II) y fallecen de forma precoz o necesitan soporte respiratorio permanente a partir de los 2 años aproximadamente.
Sin embargo, la aparición de nuevos tratamientos y su aprobación para la atrofia muscular espinal (AME), han supuesto un antes y un después en el tratamiento de las enfermedades neuromusulares, convirtiendo una enfermedad mortal como el AME tipo I, en una condición tratable.
Por ello, y aunque se ha avanzado mucho en la comprensión, el diagnóstico y el tratamiento, acortar los tiempos de diagnóstico sigue siendo un reto.
“Tiempo es músculo y calidad de Vida”
Puesto que los pacientes con AME tipo 1 tienen una pérdida irreversible de neuronas motoras antes de nacer, que progresa dramáticamente hasta la perdida prácticamente completa en torno a los 6 meses de vida, el retraso diagnóstico, aunque común, es una catástrofe.
Cuanto más tiempo tardemos en iniciar el tratamiento, peor será el pronóstico de estos niños (Figura 2)
Aunque los primeros síntomas se inician en torno a los 2,5, 8 y 39 meses en el Tipos 1, 2 y 3 respectivamente, el diagnóstico de AME no se establece hasta varios meses después (Figura 3).
¿Qué podemos hacer para acortar esos tiempos?
¿Qué opciones terapéuticas existen?
La piedra angular del tratamiento se basa en un diagnóstico precoz y un abordaje multidisciplinar (Figura 7).
Además, actualmente disponemos de tratamientos específicos aprobados por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) que van dirigidos a la causa subyacente de la enfermedad (medicina de precisión).
CONCLUSIONES
Aunque hemos avanzado mucho en la comprensión, el diagnóstico y el tratamiento de la AME desde su primera descripción en 1891, su alta incidencia y el beneficio de una intervención temprana hacen imprescindible el diagnóstico precoz. La AME cumple todos los criterios y debería considerarse su inclusión en los programas de cribado neonatal. Mediante una prueba genética sencilla podría confirmarse en pocos días el 95% de los casos, y el escenario terapéutico cambiaría, dirigiéndose a pacientes presintomáticos.
Hasta que esto suceda, debemos formarnos, conocer las signos de alarma del desarrollo psicomotor, y concienciar a los pediatras de atención primaria de la importancia de derivar de forma precoz a estos niños a unidades especializadas para el diagnostico.
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Colaboración con Novartis Gene Therapies
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