La lactancia materna es la mejor alimentación que pueden recibir nuestros hijos al menos durante el primer año de vida,  y una función biológica esencial de todos los mamíferos incluidos los seres humanos. Sin embargo, la seguridad de la lactancia materna es una gran preocupación para la madres que toman fármacos antiepilépticos y un desafío para sus médicos. La restricción de una inclinación natural como la que tiene una madre para amamantar a su hijo debe estar justificada y sustentada por una evidencia científica suficiente que demuestre que el riesgo potencial supera las ventajas.
En este post abordamos el tema y revisamos la evidencia disponible con el objetivo de dar una información adecuada a todas las madres que padecen epilepsia y tienen la importante tarea de elegir entre una fórmula de alimentación artificial o “exponer” a su lactante a un medicamento con un efecto potencial sobre su sistema nervioso central.
No existe ninguna controversia sobre los efectos beneficiosos que tiene la lactancia materna tanto en los niños como en las madres. En los niños se asocia con un riesgo reducido de infecciones graves del tracto respiratorio inferior, dermatitis atópica, asma, otitis media aguda, gastroenteritis inespecífica, obesidad, diabetes mellitus tipo 1 y 2 , leucemia infantil, síndrome de muerte súbita del lactante y enterocolitis necrosante. En las madres, la lactancia materna se asocia con un riesgo menor de diabetes mellitus tipo 2, cáncer de mama, cáncer de ovarios y depresión posparto.
Estos efectos positivos sugieren por si mismos el efecto beneficioso que tiene la lactancia en el contexto de una epilepsia materna, incluso aunque no mejorara la cognición del niño.

Además supone un aspecto psicológico importante en la relación madre-hijo,  promoviendo la seguridad del apego.

Sin embargo, diversos estudios han investigado su relación con las habilidades neurocognitivas  y los resultados siguen siendo controvertidos.

Aunque globalmente los niños amamantados obtienen varios puntos más en las pruebas estandarizadas de función cognitiva respecto a los alimentados con fórmula, existen diversos factores maternos de confusión como el nivel socioeconómico, cultural e intelectual, que ponen al menos en duda la asociación entre la lactancia materna y el desarrollo cognitivo infantil (Meador, Lancet Neurol. 2013).

Aunque existe evidencia de que ciertos antiepilépticos pueden producir apoptosis neuronal en cerebros inmaduros de animales y que la exposición fetal a algunos fármacos antiepilépticos se asocian con capacidades cognitivas reducidas en niños, parece que estos efectos adversos pudieran estar relacionados con la dosis y el nivel real de exposición al que esta sometido el lactante.
Puesto que la cantidad de antiepiléptico que se transfiere al niño a través de la leche materna es difícil de predecir y salvo para la lamotrigina, existen pocos datos disponibles en la literatura, se necesitan estudios bien diseñados que valoren de forma individual la seguridad de los antiepilépticos durante la lactancia, especialmente con los comercializados recientemente (perampanel, brivaracetam, lacosamida, elicarbacepina…etc).

Si tenemos en cuenta la literatura disponible, las concentraciones de antiepiléptico en la sangre de los lactantes estudiados está muy por debajo del nivel en el que se podría esperar su efecto farmacológico, incluso en aquellos antiepilépticos que tienen una alta penetración en la leche materna. Además, la mayoría de los datos publicados sobre los efectos secundarios en recién nacidos amamantados son casos aislados y es difícil establecer una relación causal entre los síntomas y la exposición del niño al fármaco.
Por último, debemos hacer referencia a un tema de vital importancia como es el pronóstico neurocognitivo de los lactantes alimentados con lactancia materna exclusiva respecto de los que han tomado fórmula artificial. Estudios recientes demuestran que la lactancia materna durante el tratamiento con antiepilépticos no solo no tiene efectos adversos de sobre los resultados cognitivos a los 6 años en test estandarizados, sino que en algunas áreas son superiores.
Aunque en la actualidad existe una clasificación de los antiepilépticos según el nivel de seguridad para la lactancia:

  1. Seguros: Ac. Valproico, fenitoína, Carbamacepina.
  2. Moderadamente seguros: lamotrigina, levetiracetam, topiramato, gabapentina, pregabalina, vigabatrina y tiagabina.
  3. Posiblemente peligrosos: benzodiacepinas, etosuximida, zonisamida…
  4. No hay datos: lacosamida, eslicarbacepina, perampanel, brivaracetam.

Si tenemos en cuenta que todo lo explicado anteriormente y que en cualquier caso, la exposición a cualquier antiepiléptico durante la lactancia es invariablemente menor que durante el embarazo, parece razonable recomendar la lactancia materna a las madres que sufren epilepsia.

Si que deberemos tener precaución con con aquellos fármacos que tienen el potencial de alcanzar niveles significativos en la sangra de los lactantes amamantados cómodo ejemplo los barbitúricos, las benzodiazepinas, la lamotrigina y/o la etosuximida. En estos casos debemos monitorizar cuidadosamente los posibles efectos secundarios.
Podríamos concluir que como norma general, debemos promover la lactancia materna entre las madres que sufren epilepsia y están en tratamiento farmacológico puesto que en la mayoría de los casos, los beneficios de la lactancia materna superan cualquier daño causado por una exposición moderada a los antiepilépticos a través de la leche materna.

Sin embargo debemos dar una información equilibrada sobre la relación riesgo/beneficio y tratar el tema con mesura, sin presionar con una promoción demasiado agresiva a un grupo particularmente vulnerable y con altas tasas de abandono de la lactancia materna. De forma general existen diversos factores socioeconómicos como el nivel cultural de la madre, los ingresos, el empleo y la clase social afectan tanto la tasa de iniciación como la duración de la lactancia materna y es necesario tener en cuenta que las mujeres con epilepsia tienen un riesgo mayor en este sentido.

Por lo tanto, el apoyo personal y el asesoramiento de familiares y diversos profesionales relacionados con la salud son esenciales para que una madre pueda enfrentar los desafíos emocionales y prácticos de la lactancia materna.

Bibliografía

  • Veiby G, et al. Epilepsy and recommendations for breastfeeding. Seizure 28 (2015) 57-65.
  • Meador KJ, et al. Breastfeeding in Children of Women Taking Antiepileptic Drugs Cognitive Outcomes at Age 6 Years. JAMA Pediatr. 2014;168(8):729-736.
  • Meador KJ, Baker GA, Browning N, et al; NEAD Study Group. Fetal antiepileptic drug exposure and cognitive outcomes at age 6 years (NEAD study): a prospective observational study. Lancet Neurol. 2013;12(3):244-252.