Las estereotipias son un tipo de trastorno del movimiento caracterizadas por la aparición de algún tipo de movimiento involuntario, sin ninguna intención (no propositivo), generalmente coordinado y rítmico, y que se realiza siempre de la misma manera (estereotipado) en cada repetición.

Estos movimientos no impiden la realización de la actividad que esté realizando el niño, y a diferencia de otros trastornos del movimiento más complejos en la infancia (mioclonías, distonías, coreas…etc), pueden suprimirse con facilidad con diversos estímulos distractorios como llamarle por su nombre.

Aunque a la mayoría de los padres les sorprenda, las estereotipias son muy frecuentes en la infancia y en la mayoría de los casos son benignas y autolimitadas. Aunque no lo identifiquen como tal, diversas “manías” como chuparse el dedo o morderse las uñas, son estereotipias motoras simples y pueden aparecer hasta en el 70% de los niños en algún momento del desarrollo.
Este tipo de estereotipias primarias simples son consideradas como conductas normales, y no suelen llegar a nuestras consultas.
Sin embargo, cuando el patrón de movimiento estereotipado es más aparatoso (estereotipias motoras complejas), aunque el desarrollo del niño sea normal y los movimientos se controlen fácilmente con distracción, crean una ansiedad de tal magnitud que los padres solicitan rápidamente valoración neuropediátrica.
En este breve post, intentaremos solucionar algunas dudas que suelen preguntarnos los padres de niños con estereotipias.

¿Que son?

Como hemos dicho anteriormente, la estereotipias son un trastorno del movimiento de tipo hipercinético frecuente en la infancia.
Aunque existen falsas creencias en torno a las estereotipias, sobre todo complejas (aleteo por ejemplo), y su estrecha relación con trastornos del neurodesarrollo (por ejemplo, trastornos del espectro autista), la realidad es que pueden aparecer en cualquier niño y no implican por si mismas un mayor riesgo de patología neurológica.
Cada niño tiene su propio repertorio de movimientos que se repiten varias veces al día, forma idéntica prácticamente todos los días.

¿Que movimientos son considerados estereotipias?

La cantidad de estereotipias que podemos encontrarnos en la infancia es muy variada. Algunas de ellas son tan frecuentes (chuparse el dedo, enroscarse el pelo…etc) que no las identificamos, y son consideradas por la mayoría de los padres como movimientos normales. 

La lista de estereotipias es muy larga y excedería el objetivo de este breve post, sin embargo vamos a nombrar algunas de las más frecuentes: 

  • Cabeza-cara: movimientos cefálicos de afirmación o negación, flexo-extensión del cuello o muecas faciales. 
  • Balanceo del tronco 
  • Brazos: aletear, dar palmas, frotarse o chascar los dedos, enroscarse el pelo o la ropa con los dedos, elevar los hombros o hacer movimientos de flexo-extensión de los los brazos acompañados como de contorsiones de las muñecas y dedos. 
  • Piernas: correr en círculos, dar saltitos…etc 

¿Que tipos hay?

Según en patrón de movimiento repetitivo podemos dividirlas en:

  1. Comunes o fisiológicas: son estereotipias extremadamente frecuentes en la infancia que pueden aparecer desde la lactancia hasta la adolescencia, que afecta hasta el 70% de los niños en algún momento de su vida. Son tan frecuentes que las vemos como normales y como parte de la conducta del niño. Dentro de ellas podríamos incluir algunas típicas del lactante como chuparse el dedo o balancearse, enroscarse el pelo, comerse las uñas, golpear o rozar con los dedos de las manos en preescolares…etc. Con frecuencia, estas estereotipias van cambiando con la edad en un mismo niño, que va pasando de una a otra según va creciendo.
  2. Complejas: las estereotipias motoras complejas son movimientos estereotipados casi siempre de los miembros superiores, generalmente rítmicos (aleteo o palmadas) y asimétricos. Con frecuencia pueden acompañarse de movimientos anormales de las muñecas, manos o dedos (rotación de las muñecas, roce de dedos) y/o muecas faciales o ruidos guturales a la par que los movimientos repetitivos. 

Dentro de ambos tipos, las complejas son aquellas que suelen llegar a nuestras consultas y con las que debemos hacer un buen diagnóstico diferencial.

Según la causa podemos clasificarlas en:

  1. Primarias o fisiológicas: son aquellas estereotipias comunes o complejas que aparecen en niños con desarrollo normal.
  2. Secundarias: aquellas que aparecen en niños con trastornos neurológicos asociados como por ejemplo las estereotipias que con frecuencia aparecen en el los trastornos del espectro autista (TEA), en niños con discapacidad cognitiva o con problemas neurosensoriales (por ejemplo en personas invidentes).

Aunque hay ciertas estereotipias muy relacionadas con trastornos neurológicos, por ejemplo, el “aleteo” con los trastornos del espectro autista (TEA) o las estereotipias centrales (frotarse las manos) con el Síndrome de Rett, estas estereotipias no son exclusivas en estos trastornos.

Por tanto, no siempre que un niño aletea tiene un TEA.
Este concepto que parece de perogrullo es muy importante puesto que en ocasiones llegan a nuestras consultas familias angustiadas, porque sus hijos (completamente sanos) tienen determinadas estereotipias y les han dicho que hay que descartar un autismo.

¿Con qué  trastornos debemos hacer el diagnóstico diferencial?

a. Tics: El trastorno del movimiento con el que debemos frecuentemente diferenciar las estereotipias, son los Tics.
Es más, la mayoría de los padres que consultan por estereotipias describen los movimientos anormales de sus hijos como un Tic o manía.
La diferencia entre ambos es a veces difícil, sobre todo entre tics y estereotipias complejas. En ambos casos los movimientos son repetitivos, sin intencionalidad alguna y ambos pueden desencadenarse por diversos estímulos como el estrés, el aburrimiento, la ansiedad o el cansancio. Además, para rizar más el rizo, ambos pueden estar presentes en un mismo paciente.
Entonces, ¿como los diferenciamos?.
Generalmente las estereotipias aparecen en los primeros tres años de vida, mientras que los Tics a partir de los 6 años. A diferencia de los tics, el patrón de movimiento de las estereotipias es fijo y fácilmente suprimirle con las distracción si generar tensión añadida al niño. En el caso de los tics los movimientos varían en cuanto a su expresión, intensidad y frecuencia, y su intento de suprimirlos suele ir acompañada de una sensación desagradable para el niño. Por ultimo, la estereotipia no suele ir precedida de una urgencia premonitoria ni se acompaña de otros movimiento anormales a diferencia de los tics.
b. Las compulsiones de los trastornos obsesivo-compulsivos. Las compulsiones también son movimientos anormales repetitivos (por ejemplo lavarse reiteradamente las manos o abrir y cerrar puertas), pero a diferencia de las estereotipias y los tics, éstas si son propositivas y van dirigidas a disminuir la ansiedad que generan los pensamientos obsesivos.
c. Crisis epilépticas: en algunos tipos de crisis epilépticas, aparecen automatismos motores similares a las estereotipias (acariciarse el pelo, pestañear, abrir y cerrar la boca…). La diferencia en este caso es relativamente sencilla. A diferencia de las estereotipias, en las crisis epilépticas hay afectación del nivel de conciencia

¿Cual es el pronóstico de las estereotipias?

El pronostico depende fundamentalmente del origen de las mismas.

En el caso de las estereotipias primarias, es decir, aquellas que aparecen en niños sanos y con neurodesarrollo normal, alcanzan su máxima expresión en torno a los tres años de vida para posteriormente disminuir progresivamente. Aunque su benignidad es indudable y con la edad son menos intensas, pueden mantenerse hasta la adolescencia.

En el caso de las estereotipias asociadas a trastornos del neurodesarrollo o patologías neurodegenerativas, las estereotipias no tienen un curso tan benigno. Pueden aumentar en intensidad a lo largo del tiempo y además adquirir aun carácter autolesivo (mordeduras, lesiones cutáneas…etc) y condicionan en gran medida la calidad de vida de los niños que la sufren y de sus familiares.

¿Como se tratan?

En la mayoría de los casos las estereotipias no van a precisar ningún tratamiento. Debemos explicar a los padres su carácter benigno, restarle importancia y bajar el nivel de ansiedad que generan en la familia.

Podemos además recomendarles diversas técnicas cognitivo-conductuales para su tratamiento.
Cuando son muy intensas, repercuten en la calidad de vida de los pacientes o tienen un carácter autolesivo como en el caso de diversas estereotipias motoras complejas de pacientes con autismo, si que podemos recomendar diversas opciones farmacológicas.

Estos tratamientos los individualizaremos según las particularidades del niño y las posibles patologías asociadas que puedan presentar (TDAH, TEA, TOC…etc).

Bibliografía

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Harris K, Mahone EM, Singer H. Nonautistic motor stereotypies: clinical features and longitudinal follow-up. Pediatr Neurol. 2008;38:267-72. 

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